Profunda reflexión sobre el impacto de la obra de
Unamuno y Oteiza en la actual cultura vasca a cargo del filósofo y profesor
ayer en Bilbao
"Unamuno fue el filósofo más influyente y probablemente el único que conoció Oteiza", dice Cobos
La conferencia del profesor vasco trató diversos
temas relacionados con estos “titanes” de la cultura, desde su pensamiento
filosófico y su trascendencia en la cultura hasta su directa relación con el
pensamiento actual. Destacó además la importancia de “ser valientes” y “jugarse
la vida” en política para mejorar la situación que se vive e invitó a los
asistentes a “acercarse a los autores”.
A lo largo de poco más de una hora, el filósofo
y profesor en la universidad de Liverpool, Juan
Arana Cobos,
habló sobre Oteiza, Unamuno y los vascos en una charla titulada “Unamuno y
Oteiza contra el ángel: claves para la estrategia estético-política”. Realizada
en la biblioteca de Bidebarrieta, ante un repleto salón de actos que Cobos
agradeció y consideró un “premio por las horas de trabajo”, expuso cómo Oteiza,
“mito en la historia del arte universal” se vio influido por la obra y
pensamiento de Unamuno, “su único filósofo” y la forma en que sus obras han marcado
notablemente el pensamiento de los vascos y las vascas.
Tras elogiar la
presentación de José Antonio Ereño, profesor de la Universidad de Deusto, la
conferencia, celebrada con motivo del 151 aniversario del nacimiento de Miguel
de Unamuno, arrancó explicando la relación entre los dos míticos vascos, quienes
“no se conocieron en persona que sepamos”, aunque Unamuno fue “el filósofo más
influyente, y probablemente el único”, que llegó a Jorge Oteiza.
Destacó la labor
de los dos autores en el “establecimiento de un Bilbao como el que tenemos hoy”
y aclaró: “Básicamente lo que Oteiza hizo fue colocar la cultura como
fundamento de la regeneración de todos los aspectos de una sociedad”. Promovió
la construcción de un centro de arte contemporáneo y “si no fuera por él, probablemente
hoy no existiría un Guggenheim”.
Centrándose ya
en el pensamiento filosófico de los autores, Cobos explicó la necesidad de
superar el sentimiento trágico de la vida, fruto de la pérdida de fe. En un estado de duda constante fue donde
Unamuno experimentó con la filosofía y la literatura que “a él probablemente
traumatizó, pero del que nosotros podemos recoger enseñanzas fabulosas de
circunstancias muy acuciantes hoy en día”.
En la relación de Unamuno con la
muerte, Cobos no pudo utilizar un mejor ejemplo: “La solución de Unamuno fue
reencarnarse en su familia y en sus libros, donde seguiría viviendo. En su
poema “En el destierro” dice que si el lector tiembla cuando lee esos versos no
es él que tiembla, sino Unamuno el que tiembla a través de su alma en el
texto”.
“Hay que jugarse la vida políticamente”
Hilando la
delimitación del espacio desarrollada por Oteiza con el establecimiento de unos
marcos de actuación políticos válidos, trató de explicar el problema de la
identidad nacional y la violencia que “hemos sufrido durante tantas décadas”.
Señaló los hitos que han marcado la historia vasca, y destacó la última Guerra
Civil española y el proceso de transición, donde los ganadores establecieron
qué era válido y qué no en la política. Señaló la similitud entre los niños
vascos que sufrieron los bombardeos del bando aliado y la actual situación en
Siria, y la relación que probablemente tuvo con el surgimiento, generaciones
después, de la banda armada ETA.
En los últimos
minutos trató de explicar el utilitarismo de Miller, muy extendido en el mundo
anglosajón, y que justificó las masacres de Hiroshima y Nagasaki, para
presentar la perspectiva de Unamuno, según la cual “cada ser humano cuenta por
la totalidad y no se puede sacrificar a nadie por el bien común”. Animó a los
presentes a ser “valientes” y a “jugarse la vida”, matizó, “políticamente” y no
caer en el error de tomar esas palabras de forma literal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario